Qué es la computación de niebla
La niebla se puede definir básicamente como aquel concepto dentro de la estructura de una red que se extiende desde los bordes exteriores donde se crean los datos, hasta donde se almacenarán, sea en la nube o en un centro de datos del cliente.
Para entenderlo de una forma mucho más sencilla, digamos que en lugar de una red en la nube que aloja grandes cantidades de datos e información y aplicaciones, la computación de niebla lo que hace es ampliar la nube a muchos más centros de datos.
Estos datacenters pueden ser tan complejos y enormes, como pequeños.
De una forma u otra generarán un nivel de tráfico más fluido en la nube en lugar de ir hasta la central, más cercano a los usuarios que utilicen determinadas aplicaciones o servicios, pero finalmente todo acaba en la nube. Así que este punto considerémoslo como importante.
Pensemos por ejemplo que cinco ciudades utilizan la misma tienda. Si bien la tienda funciona a pleno rendimiento, puede que su funcionamiento se sature por el exceso de compradores y una posible falta de recursos.
Para solucionar este posible colapso aparece en escena el fog computing. Este tipo de computación de niebla lo que hace es asignar una tienda para cada ciudad en la que los recursos se reparten de forma más equitativa, donde las transacciones fluyen a ubicaciones mucho más cercanas, aumentando la calidad y experiencia de cliente.
Fog computing, ideal para IoT
Los dispositivos de IoT o Internet de las Cosas generan gran cantidad de datos constantemente y deben proporcionar información de forma rápida. Para proporcionar estos datos, se debe intentar minimizar la latencia con un ancho de banda que garantice la conectividad y la seguridad
En este punto el fog computing puede aportar grandes soluciones. Sobre todo si se puede contar con centros de datos más cercanos al usuario final.
Beneficios del fog computing
Las redes de niebla no son sustitutas de la nube y no están destinadas a hacer desaparecer el cloud. Ni mucho menos. Más bien tienen una función complementaria y de extensión de la nube, logrando que esta esté mucho más cerca del usuario, y que le permita nuevas formas de interacción.
En todo caso, la computación de niebla registra beneficios, entre los que destacan,
- Menos costes. Si el ancho de banda es menor, esto repercutirá en el gasto. Eso si, la inversión inicial para su implantación será más elevada.
- El fog computing genera mayor agilidad en la gestión y análisis en las empresas. Permitirá mejorar la productividad y crear aplicaciones de forma más rápida.
- Supone una mejora para la seguridad. Al transferirse los datos a menor distancia, es más fácil controlar el envío y recepción de los mismos.
En definitiva, este nuevo desarrollo en la nube sufrirá su proceso de expansión, pero según va evolucionando internet, el camino hacia el fog computing y una computación distribuida puede ser cada vez más evidente.